jueves, 8 de diciembre de 2011

TRES LIBROS DE POESÍA PARA NIÑOS EN PRENSA






La Editorial EL RETABLO anuncia la próxima aparición de tres nuevos títulos dedicados a la poesía para niños, todos del autor santafesino Oscar H. Caamaño, quien también es autor de las imágenes que acompañan a los poemas.
Se trata de los tres títulos inaugurales de la Colección País de Infancia, que llevan los nombres País de Infancia, País de cuentos y
País animal.
El formato de la colección es de 14 cm de ancho y 20 de alto aproximadamente, con tapas en colores e interior a dos tintas, ilustrados.
El autor sostiene: " Pienso que la puerta de ingreso del niño a la literatura no es en general, como podría pensarse, el cuento, sino la poesía. Antes de que el bebé comprenda el lenguaje, antes de que pueda elaborar noción alguna, las nanas lo incorporan a su mundo rítmico, melódico y verbal.....Cuando los mayores juegan con el niño como si fuera un juguete vivo, no tienen conciencia de que el pequeño aprende a moverse al ritmo del lenguaje; a relacionar a éste con el cuerpo; a escuchar la voz que repite una y otra vez el mismo sonsonete; a experimentar, en lo que el otro hace, el placer de verbalizar. Nadie puede imaginar el efecto que ese juego verbal puede tener en la sensibilidad futura del niño; pero nadie puede negarlo. Esa poesía de los arrullos, las nanas, los juegos pueriles son el cimiento que dará lugar a una sólida construcción. Como buen cimiento permanece soterrado; pero, aunque no se vea, es el fundamento de lo que vendrá luego. Cuanto más profundo y sólido sea, más alto y seguro será el edificio sobre él construido."
Vaya algún poema de cada libro como muestra:






Había una vez
(de País familiar)

“Había una vez…”
empiezan los cuentos
en la voz pausada
de la dulce abuela,
y entre la penumbra
de la vieja sala
se inicia la danza
de las hadas buenas.

De pronto la alfombra
nos lleva volando
a un mundo poblado
de fuentes de oro,
árboles que cantan,
bosques encantados,
caballos alados,
cuevas con tesoros.

A veces la voz
entona canciones
que llaman al sueño,
con su melodía,
que vuelan como aves
al nido pequeño
donde duerme el huevo
que despierta el día.

La voz de la abuela
es como una casa
tibia y abrigada
donde me cobijo
cuando llueve afuera
y estoy empapada,
cuando estoy cansada
o cuando me aflijo.

Entonces me envuelve
con palabras suaves;
me lleva de prisa
a un país dorado;
la tormenta afuera
se transforma en brisa,
retorna la risa
y “el cuento ha acabado”.





La Estatua
(de
País de cuentos)

La estatua duerme de día
un sueño disimulado;
no le importan ni las risas,
ni los ruidos del mercado,
ni el frío de los inviernos
ni el calor de los veranos,
ni si vamos o venimos,
ni lo que pasa a su lado.
Duerme un sueño frío y duro,
hecho de bronce y de mármol.
De bronce su traje oscuro,
de mármol su rostro blanco.
Pero en la noche profunda
cuando se aquietan los pájaros,
cuando aparece la luna
encima del campanario,
la estatua mueve sus ojos,
mueve su rostro, sus manos,
se acomoda los cabellos
que la brisa ha despeinado
y como pluma ligera
salta al suelo y da unos pasos.
Las ramas en la arboleda
comienzan un suave canto,
una canción muy antigua
que corre por los tejados,
cuando la estatua se acerca
al chorro, a beber un trago.
Lava su cara en la fuente
y mira el reflejo un rato.
Alza los ojos al cielo
y se recuesta en el pasto.
Escucha el canto del viento
que van los grillos bordando
y con voz de bronce oscuro
parece que está rezando
¿o es un mensaje que teje
en ese encaje labrado?
¿Qué dirá la estatua triste,
la del príncipe encantado
en el oído del aire
para que corra a contarlo?
¿La estatua estará llamando
en su mensaje cifrado
a una niña que a esas horas
duerme en lejano palacio?
Y cuando clarea el alba,
el rostro dulce y rosado,
empalidece y se vuelve
nuevamente duro mármol.
Así será hasta la noche
en que despierte en su cuarto
una muchacha inocente
y escuche el triste llamado.
¡Corra el viento, corra el viento!
¡vaya lejos a contarlo!
¡Vaya lejos, vaya cerca
y grite de cuarto en cuarto
que hay un príncipe que espera
en la plaza del mercado
que el beso de alguna niña
logre romper el encanto!


Los tres caracoles
(de
País animal)



Tres caracolitos
de color rosado
por el muro blanco
habían trepado.

Anduvieron mucho
subiendo y bajando
¿han perdido el rumbo?
¿qué estará pasando?

Una mariposa
se vino a posar
junto al más pequeño
para preguntar.

Les habló en su lengua
de alas doradas
y los caracoles
no entendieron nada.




Vino una langosta
queriendo ayudar
pero en su lenguaje
no les pudo hablar.

La costurerita
llegó desde el cielo,
pero no hubo caso,
fue inútil su vuelo.

Al fin se aquietaron
los tres peregrinos.
todos preguntaron:
-¿Ése es su destino?

Habían pasado
la sombra en el muro
de un árbol tupido,
enorme y oscuro;

estaban ahora
en medio del sol
y los tres decían:
-Caracol, col, col

Estos libros pueden reservarse enviando un mensaje a elretablo08@gmail.com


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